Perspectiva de un calvo:

Los calvos somos los seres más incomprendidos del planeta. Se burlan sin saber que, alguna vez, también tuvimos un maravilloso cabello. Brillante, sedoso y algunos, ligeramente ondulados.
Desde luego, es jodido tener más pelos en la entrepierna que en la cabeza. Bueno, y en mi caso, tampoco, que yo me los depilo con gel de afeitar y cuchilla. Pero no una cuchilla cualquiera, que mis cosas son muy delicadas y por eso utilizo la M3Power de Gillette…

Un momento…
No sé cómo lo hago, pero yo juraría que estaba hablando de calvos. Les juro que yo no quería, pero a medida que uno va escribiendo se va animando, se va animando, para acabar hablando de lo que no debo.

Peeeeero, ese es otro tema.
Los calvos (otra vez, a ver si ahora no me desvío) somos objeto de mofa y befa por parte de los peludos. Cualquier excusa es idónea para pitorrearse de uno. Un día te dicen “ayer estuve a punto de perder el tren, por los pelos” o aquello de “tú no tienes pelos en la lengua, ¿verdad?” o lo que más me revienta “Tú no tienes ni un solo pelo de tonto” la gente es muy cruel. Fijaros hasta que punto han llegado a burlarse de nosotros, que se lo han puesto de nombre a un atún.
Si fuera sólo por la burla, pase, pero es que los calvos tenemos como un imán en la cabeza para los golpes. Puertas, marcos, tuberías, objetos que caen… todos irán a parara a la cabeza del calvo de la casa, y como se te ocurra ponerte un esparadrapo en la cabeza y acudir así al trabajo, te dirán que te pareces a la gatita esa de Hello Kitty. Mi mujer que es muy sabia, me ofreció una fórmula que no falla nunca para no perder más el pelo “guárdalo en un cajón” me dijo. Me ha salido la chiquilla chistosa. Le digo no mujer, algo que frene realmente la caída del pelo, “el suelo” me contesta rápidamente.
Que chispa tiene ¿no? Es muy graciosa, si. Mucho.


Intentando cambiar de imagen, probé otras alternativas: un peluquín. No me convenció para nada. Parecía que llevaba en la cabeza un gato muerto y además, se resbalaba mucho… la opción era graparme el peluquín a la cabeza o ajustarlo con chinchetas, pero por decirlo de alguna manera, era un poco incómodo. Las lociones del tipo “crecepelo” a día de hoy, no son muy eficaces, porque lo más parecido a pelo que sale es pelusilla como la que sale en los culos de los melones, o de la piel de los melocotones. Los implantes pelo a pelo no me van, eso de que me los saquen del cogote y me los pongan delante, no lo veo muy claro ¿Y si se quedan sin pelos del cogote, de dónde sacarían el resto? Quita quita, no quiero ni imaginarlo.


Ahora ya lo he asumido, y me he dado cuenta de que todo son ventajas. No me tengo que preocupar de los piojos, porque estos no tienen en donde agarrarse, y mueren despeñados orejas abajo. No me tengo que preocupar en arreglarme el pelo por la mañana por tenerlo revuelto, ni gastarme el dinero en cortarme el pelo, comprar champús, gominas, lacas, fijadores, tintes, peines…


Y no sé porque tengo que preocuparme tanto. Total, de aquí a cien años, todos estaremos calvos.

ANONIMO